Jóvenes cristianos se suman a la críticas al bono joven del alquiler

Jóvenes cristianos se suman a la críticas al bono joven del alquiler
El bono joven del alquiler, la ayuda de hasta 250 euros mensuales para personas de 18 a 35 años que cumplan una serie de requisitos, ha recibido también las críticas de organizaciones de jóvenes cristianos (JOC y JEC); del Consejo de la Juventud de España; de CCOO y UGT; y del Sindicato de Inquilinos.

Esta es una medida contemplada en el Plan de Vivienda aprobado en el Consejo de Ministros, a falta de la entrada en vigor de la Ley de Vivienda duramente criticada por el Consejo General del Poder Judicial.

Sus perceptores deben contar con rentas procedentes del trabajo, inferiores a tres veces el indicador público de renta de efectos múltiples (IPREM), unos ingresos anuales de 24.318,84 euros para este año. En el caso de cambiar de comunidad autónoma o provincia por motivos laborales, el límite se podría ampliar.

Ante la “situación crítica” de la vivienda, “mucho más si hablamos de personas jóvenes”, y la precariedad laboral que sufrimos”, opina la Juventud Obrera Cristiana (JOC) en un comunicado público, “esta medida no pasa de ser una tirita en una operación a corazón abierto”.

Para la secretaria general de la Juventud Estudiante Católica (JEC), Teresa Gutiérrez, no pasa de ser un “parche que, en el caso de caseros honrados, puede servir de algo, pero que en otros casos se va a traducir en una subida del alquiler que aumentará los ingresos de los propietarios”. Gutiérrez considera que antes de tomar esta medida “habría que haber regulado el precio de los alquileres y acometer el problema del acceso de los jóvenes a la vivienda de una manera integral”.

Igualmente, desde la JOC, plantean que “el bono supone entregar dinero público para pagar a entidades y propietarios privados, sin que traiga consigo ningún tipo de regulación del precio de los alquileres o de medidas que aseguren que no se van a beneficiar únicamente los propietarios”.

Además, coinciden, en advertir de que “se corre el peligro de que el Bono Joven acabe subiendo el precio de los alquileres, como pasó con el “Cheque-vivienda del 2008”, lo que, teniendo en cuenta que “el tiempo del bono será limitado”, los precios del alquiler podrán aumentar y llegará un momento en que “las personas jóvenes no podremos pagar”.

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Cabe recordar que, según el Observatorio de Emancipación Juvenil del Consejo de la Juventud de España, tenemos las peores cifras de emancipación juvenil desde hace 24 años (solo un 14,9% de los jóvenes consiguen emanciparse), debido entre otras razones, desde el punto de vista de la JOC, a que “el mercado de alquileres y compra de viviendas, que se rigen por la avaricia y la especulación, por lo que el precio de los alquileres privados no para de subir y el acceso a vivienda social es casi imposible.”

El parque de viviendas público que tiene España es notablemente inferior a la media europea (1,6% en España frente al 9,3% en Europa). Hay menos de una vivienda social (0,9) por cada 100 habitantes.

Según algunas estimaciones, el bono joven de alquiler, solo se llegaría a cubrir el 1,7% de los casos, convirtiendo la ayuda en una “BonoLoto Joven”, como dice el Consejo de la Juventud de España.

“La Juventud Obrera Cristiana actuamos en nuestros ambientes y seguimos formando parte de colectivos como la Iniciativa por una Ley que Garantice el Derecho a la Vivienda, porque estamos convencidas de que lo que se necesita no es un Bono Joven de Alquiler, se necesita una Ley de Vivienda que asegure que toda persona puede acceder a una vivienda adecuada, digna y asequible”, reivindican..

Los sindicatos CCOO y UGT criticaron igualmente la ayuda, al considerar que se trata de una medida “paliativa” que “no garantiza el acceso a la vivienda a la población joven”, que es “insuficiente” y de dudosa “efectividad”.

Los sindicatos de Inquilinas e Inquilinos de Madrid y de Cataluña entienden la ayuda como una transferencia del Estado a los arrendadores, e insisten en que la solución pasa por “una regulación integral que limite los precios del alquiler de una forma ajustada a las necesidades poblacionales”, especialmente en aquellas zonas tensionadas donde el sueldo medio de los jóvenes les lleva, en el mejor de los casos, a gastar un porcentaje demasiado elevado del mismo para vivir en pisos pequeños.

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