Paco Álamos: «Nuestro mundo, nuestra Iglesia, necesitan soñadores que hacen»

Paco Álamos: «Nuestro mundo, nuestra Iglesia, necesitan soñadores que hacen»
Paco Álamos García, responsable de Compromiso y Relaciones Internacionales de la Comisión Permanente de la HOAC entre 2019 y 2023, repasa en esta entrevista el desarrollo de su tarea y comenta el aprendizaje realizado en este tiempo cargado de idas y venidas, de planificaciones y de encuentros.

¿Cómo valora su paso por la comisión permanente de la HOAC? ¿Cuáles han sido los retos de esta responsabilidad? 

Sobre todo, me siento afortunado. Ni paso por esta Comisión Permanente ha sido un regalo del que desconozco los méritos para merecerlo, ha sido un lujo el haber conocido y el haber compartido experiencias con las personas que he coincidido en estos cuatro años: las dos comisiones (Gonzalo, Berchmans, Teresa, Angelines, Fernando, Germán, Pili y Maru); los adjuntos (Paco, Pino y Abraham); el personal de la sede de administración (Pilar y Mª Jose), de publicaciones (José Luis y Olga), David, el informático; los distintos movimientos que compartimos la cuarta planta (JOC, JEC, ACG…), las limpiadoras, el personal de portería de la casa, del restaurante donde comemos los miércoles…, todas, de distintos lugares de procedencia, profesiones, edades, compromisos, caracteres…, y, además, las circunstancias que han acontecido estos años en Madrid, que han marcado nuestro trabajo y relaciones: la Filomena, la nevada del siglo (en mi cuidad de procedencia jamás había visto nevar), el confinamiento por la COVID-19, el posponer nuestra XIV asamblea general, prevista en 2021 a este año 2023, y el pasar de tener un móvil analógico (mi querido Nokia) a uno digital con WhatsApp… siento que soy el resultado de mis encuentros con todas estas personas y estas circunstancias en las situaciones acaecidas, con las tareas, los papeles, las reuniones, las visitas… todo esto ha sido un cúmulo de acontecimientos que, creo, han marcado para bien y para mejor mi vida.

Con la aparición de la COVID, fue difícil tomar la decisión de suspender las reuniones programadas, adentrarnos en la aventura de los encuentros telemáticos, animar, en la distancia de nuestro propio confinamiento, que la vida no se parara… y, en esto, nos ayudó la complicidad y la vida compartida en la CP, pues como siempre, lo mejor de cualquier acontecimiento es tener con quien compartir los buenos y los malos momentos.

Desde esta realidad concreta no prevista, he intentado ejercer mi responsabilidad con trabajo y honestidad de animar al compromiso y que este sea un compromiso animado, con alegría. Lo más difícil ha sido el estar a la escucha, pues, en esta situación, entre tantos ruidos y tantos quehaceres, he tenido la sensación, en algunos momentos, de navegar en un océano de incertidumbres que, a veces, a pesar de todo, han sido como la antesala de mucha, mucha vida.

Me es muy difícil hacer una valoración, pues tengo sentimientos encontrados, por un lado, parece que empecé ayer este camino y, por otro lado, ha sido todo tan intenso, que parece que he estado toda mi vida aquí. Como diría Machado, «solo recuerdo la emoción de las cosas y se me olvida todo lo demás, muchas son, las lagunas de mi memoria»

Desde estas vivencias doy gracias a Dios por la oportunidad que me ha brindado de servir al mundo obrero desde aquí y que me ha ayudado a ser mejor persona. Pido perdón por cuanto bien ha estado a mi alcance y no lo he hecho.

Desde su responsabilidad, ¿cómo diría que es el grado de compromiso de la militancia? ¿Cuáles son, en su opinión, los ámbitos que más atención demandan y qué actitudes y hábitos se hacen hoy más necesarios para que puedan darse presencias y acompañamientos significativos?

La percepción que tengo, afianzada por nuestros encuentros y las visitas a las diócesis, es que el compromiso militante en la HOAC es de una enorme riqueza teniendo en cuenta la situación actual de individualismo que vivimos como sociedad, donde el otro ha desaparecido del horizonte de la vida de muchas personas y donde las organizaciones sociales del mundo obrero se han debilitado.

Creo que la pandemia ha puesto de manifiesto nuestra fragilidad y vulnerabilidad, y creo que es, en esta situación, donde hemos de recuperar el ¡ahora más que nunca! de Rovirosa, el tomar conciencia que sin los otros no podemos ser nosotros. Que no se acomode nuestro corazón, que no nos paralice la indiferencia, que el dolor no nos anestesie, que el cansancio no nos impida la conciencia de pertenencia a nuestra iglesia, a nuestra HOAC, de pertenecer a una comunidad que pelea y se compromete con el mundo obrero, es clave para que nuestra vida tenga sentido.

Creo que no se trata de hacer cosas nuevas,
sino nuevas las cosas. El compromiso es
expresión de nuestra libertad

Desde mi responsabilidad me he preguntado muchas veces qué puedo decir yo del compromiso que no haya dicho nadie, pues creo, que todo está dicho y casi todo escrito. Creo que no se trata de hacer cosas nuevas, sino nuevas las cosas. El compromiso es expresión de nuestra libertad que, en cristiano, consiste en hacer la voluntad del Padre, o sea nuestra libertad, es sentirnos responsables de nuestros hermanos y hermanas, a sabiendas que Dios no nos va a querer más por las cosas que hagamos, no nos ganamos el amor de Dios.

El compromiso es la manera más humana de hacernos personas, nuestro compromiso es la respuesta agradecida de quien se siente agraciado, es el ser para los demás. Revitalizar nuestro compromiso no es solo decir, analizar y diagnosticar, nuestro compromiso no puede ser un profetismo de salón sino el apasionante intento de hacer la experiencia comunitaria de darnos a los demás. Compromiso, honradez, fidelidad, justicia…, opciones que, en nuestra vida, se han de convertir en acciones. Las opciones se validan cuando nos atrevemos personal y comunitariamente a hacerlas vida.

Nuestra sociedad, nuestro mundo, nuestra Iglesia… necesitan soñadores, pero, sobre todo, soñadores que hacen. Como decía El Principito: «Haz de tu vida un sueño y de tu sueño una realidad». La posibilidad, el intento de hacer esto realidad, hace que nuestra vida sea apasionante. «Solo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar», decía Pablo Coelho. Ojalá, en estas situaciones recordemos la insistencia de nuestro Dios que nos dice: …no tengáis miedo, yo estaré siempre a vuestro lado… La coherencia de nuestro compromiso está, cuando nuestra vida apunta a Dios.

Estamos llamados a hacer cosas sencillas, el compromiso no es tarea de especialistas, a mi entender, no podemos reducir nuestra misión a las actividades que realizamos, nuestro valor reside en lo que somos más que en lo que hacemos. Nuestra vida ha de encarnar y testimoniar el pensamiento, sentimiento y la manera de actuar de Jesucristo para ser signos de esperanza en nuestras realidades del mundo obrero. Nuestro objetivo no es que seamos más, sino que seamos mejores. Un riesgo que debemos evitar en nuestro compromiso es el activismo que nos puede llevar el listado interminable de actividades y tareas que conduzca a la disolución personal. De esto dice el papa Francisco: «El problema no es siempre el exceso de actividades, sino, sobre todo, las actividades mal vividas, sin las motivaciones adecuadas, sin una espiritualidad que impregne la acción y la haga deseable» (Evangelii gaudium, 82) El activismo vinculado a la ausencia de «nutrición», produce cansancio. Sin signos tangibles de vida y esperanza, el Evangelio no es buena noticia para los empobrecidos del mundo obrero.

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Creo que el ámbito fundamental que hemos de potenciar es la vida de equipo, pues el dinamismo de nuestro compromiso nace de la formación y el cultivo de nuestra espiritualidad que discernimos y compartimos en nuestros equipos. Los otros espacios que tenemos en la HOAC en nuestras planificaciones son instrumentos que nos ayudan, pero lo fundamental a mi entender, es la vida de quipo.

¿Cómo se han desarrollado en este tiempo las relaciones con personas y organizaciones de dentro (ITD, etc.) y de fuera de nuestro país (MMTC, FSI…)?, ¿qué oportunidades se han abierto y cuáles son las dificultades de partida para tener en cuenta?

Las relaciones son lo que más me ha aportado en estos años, la CP, la dimensión internacional, ITD, las visitas a las diócesis…, que Dios me perdone si es soberbia por mi parte, pero el participar en otros espacios fuera de la HOAC me ha hecho ver y valorar lo que tenemos, los avances, a pesar de las dificultades, que tenemos hecho vida como experiencias concretas de comunión de vida, acción y bienes.

Ojalá esta asamblea acreciente
las ganas de encender velas para que
la oscuridad no nos deje ciegos
al dolor de tantas personas sufrientes
del mundo obrero

Esta experiencia, ha potenciado mi conciencia de pertenencia, me siento afortunado de formar parte de esta comunidad, aun en la certeza, que el plan de Dios es muchísimos más que la HOAC, el saber que tenemos un lugar y un espacio en ese proyecto de Dios para la humanidad que es su Reino. La promesa del Reino desborda nuestra Iglesia y nos desborda a nosotros. La promesa del Reino alcanza a quienes son, con su vida, cauce de humanidad y de humanización en nuestra historia.

No hay soluciones particulares a los grandes problemas que nos asolan como humanidad: el empobrecimiento, la desigualdad, la crisis ecosocial, la indiferencia…, es hoy un reto muy importante y necesario el afianzar y potenciar nuestra dimensión internacional, a pesar de las dificultades idiomáticas y culturales. Hemos, con paciencia y humildad, mantener nuestra presencia en todos estos espacios,

¿Cuáles son sus expectativas ante la próxima asamblea general?

Que sea un momento de encuentro convivencial y festivo donde vivamos la fraternidad y compartamos la experiencia del sacramento de la impotencia compartida con esperanza, de que solo juntos en comunidad, podremos tener salidas y dar con humildad respuestas a los problemas que tenemos hoy el mundo obrero.

A los que hace tiempo que pintamos canas y constatamos que no nos hemos comido el mundo, pero que seguimos luchando para que el mundo no nos coma, deseamos que esta asamblea nos ayude el seguir comprometidos en este medio que Dios ha puesto en nuestro camino que es la HOAC, que apostemos por la vida de equipo: viéndonos, reuniéndonos, formándonos, comprometiéndonos, rezando… que no tenemos problemas de definiciones y conceptos, que seguimos necesitando enamorarnos de la vida con pasión, que ojalá esta asamblea acreciente las ganas de encender velas para que la oscuridad no nos deje ciegos al dolor de tantas personas sufrientes del mundo obrero y que nuestra pequeña luz, quizás algo apagada y humeante, no nos impida seguir comprometiéndonos y acompañándonos en la vida y situaciones que vivimos hoy el mundo obrero y del trabajo…

Que, teniendo en cuenta nuestras distintas realidades y circunstancias personales y comunitarias, seamos fieles de llevar a cabo lo comunitariamente acordado, ya que es donde reside nuestra fortaleza, en nuestra fidelidad, no en que seamos muchos o pocos.

¿Qué ámbitos de compromiso y acompañamiento requieren en los próximos años una mayor atención e incluso una renovación, de ser necesaria, del estilo con que han de llevarse a cabo?

A mi entender, tenemos las herramientas suficientes (tenemos más herramientas que una ferretería de pueblo), el Quehacer Apostólico Comunitario, los sectores, la campaña…, el reto es, cómo hacerlos nuevos en nuestras actuales circunstancias y combatir el desaliento, pasar de un pensamiento comprometido a una vida comprometida, el compromiso no consiste solo en hablar de compromiso.

Que nuestra esperanza está, no en que aquello
por lo que luchamos, peleamos y nos
comprometemos vaya a ser realidad mañana,
sino que, ya hoy, llena de sentido
nuestra vida

El compromiso, es la mejor manera de humanizarnos humanizando, Dios está en nosotros cuando, en nuestra debilidad, tenemos el atrevimiento de cubrir con ternura la fragilidad del otro. Pidamos comunitariamente al Dios resucitado que ilumine y de sentido a nuestro compromiso con el mundo obrero empobrecido y que esto lo hagamos con gratitud.

Que nuestra esperanza está, no en que aquello por lo que luchamos, peleamos y nos comprometemos vaya a ser realidad mañana, sino que, ya hoy, llena de sentido nuestra vida.

Es hoy necesario resaltar el valor de lo pequeño, hay una brecha entre los conceptos de lo que entendemos qué podemos y debemos hacer y luego la realidad de nuestras circunstancias y posibilidades…, hoy es necesario el permanecer, el ser constantes pues los buenos propósitos sin constancia y sin compañía, sirven para poco. Lo difícil no es tener proyectos, ilusiones, en los buenos momentos en momentos de convicciones, sino seguir ahí en los momentos grises y difíciles. Tenemos que descubrir que cada uno de nosotros, cada persona, tenemos un lugar y un momento en el plan de Dios.

En una sociedad que da culto al individualismo, salir de nosotros mismos, vernos y reunirnos con otras personas para hacer algo por los demás es, hoy, un acto de rebeldía y de esperanza. En nuestra debilidad en nuestros pecados la misericordia de Dios nos consuela. En la celebración de la eucaristía decimos «no tengas en cuenta nuestros pecados sino la fe de la Iglesia», ¡cuántas veces la fe comunitaria, ha sostenido nuestra fe vacilante!

¿Qué se lleva de vuelta a su diócesis después de todo este tiempo de servicio a la Iglesia y al mundo del trabajo? ¿Qué le espera a su llegada?

Cuando vine lo hice con la torpe intención de poder pagar a la HOAC todo el bien que por mí había hecho en mi vida y me vuelvo con la deuda incrementada…, y muchas experiencias y emociones, la fortuna por lo vivido y el sentimiento de haberme sentido acompañado permanentemente por mi diócesis, mi equipo, la Gómez, la familia… ¡¡Gracias, muchas gracias!!

Creo que va a ser un momento emocionante de reencuentro en la cotidianeidad, desde mi novedad de estar laboralmente jubilado y la de ser abuelo… de agradecer, discernir y poner mi compromiso al servicio de la diócesis. ¡¡Gracias, muchas gracias!!

 

 

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