El fracaso escolar y la transmisión intergeneracional de la pobreza en el pueblo gitano nos interpelan

El fracaso escolar y la transmisión intergeneracional de la pobreza en el pueblo gitano nos interpelan
FOTO | Gitanos.org

La Fundación Secretariado Gitano acaba de presentar el estudio La situación educativa del alumnado gitano en España, cuyos datos son estremecedores: el 90% de los menores gitanos sufren pobreza infantil; un tercio del alumnado gitano realiza su escolaridad segregado del resto del alumnado; las tasas de continuidad educativa del alumnado de esta minoría étnica son muy bajas (el 60% de los escolares gitanos ha repetido algún curso; más de la mitad de este alumnado no logra el título de la ESO y solo el 0,4 % obtiene título universitario; y el abandono escolar temprano de la juventud gitana ha aumentado en la última década, del 64 al 86%); una quinta parte de los menores gitanos ha sufrido alguna discriminación en el entorno escolar. En definitiva, se cronifica la brecha educativa entre los escolares gitanos y el resto y se retroalimenta así el círculo vicioso de la exclusión social y educativa y la reproducción intergeneracional de la pobreza.

Paradójicamente, este estudio también señala que: “las expectativas de las familias gitanas con respecto a la educación son altas y valoran los estudios como vía para lograr mejores empleos y para progresar en la vida”… Pero a medida que van acumulando experiencias escolares negativas (segregaciones de centro y de aula, bajas calificaciones y repeticiones, discriminaciones por parte de otros miembros del centro educativo…) se va a ir generando -tanto en el propio alumnado como en sus familias- un desaliento creciente (“indefensión aprendida”) ante las posibilidades de continuidad y éxito académico y una mayor desvinculación de la vida académica, hasta acabar por abandonar prematuramente la etapa escolar.

Doble lenguaje en el sistema educativo

Todas las leyes educativas señalan la “equidad” y la “inclusión” como principios rectores; pero en nuestro sistema educativo con frecuencia se produce un foso entre la retórica de los objetivos y los medios empleados para llevarlos a la práctica (Tosten Husén). Así, Joan Girona, que fue director de Educación Compensatoria del Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya, comenta en uno de sus libros (2004) que cuando planteó a los responsables educativos del Gobierno de Convergencia Democrática la necesidad de poner remedio a la guetización de los colegios donde había alumnado gitano, le respondieron: “Seguramente tienes razón, Joan, pero a nuestros electores no les gustaría.”  Y cuando, años después, se lo demandó a los responsables del Departamento de Enseñanza del tripartito de izquierdas, le dieron una respuesta similar. Y otro tanto nos ha ocurrido cuando desde el Consejo Estatal del Pueblo Gitano hemos demandado al Ministerio de Educación un Plan Estatal de choque para el fomento del Éxito Escolar del Alumnado Gitano: la respuesta ha sido “que es algo muy complejo”, tanto por parte del Gobierno del PP,
como posteriormente por parte del Gobierno del Partido Socialista.

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Esta investigación de la Fundación Secretariado Gitano señala también que la inmensa mayoría del alumnado gitano está escolarizado en centros de titularidad pública. Y yo pregunto: ¿Los centros de titularidad religiosa pueden seguir hablando de “educación en valores”, “solidaridad”… cuando están siendo utilizados por los grupos sociales bien situados para alejarse de la población más desfavorecida?

Existen alternativas

Las Administraciones deben garantizar el derecho a la educación para todo el alumnado, sin excepción y, por ello, tienen la obligación de tomar medidas eficaces y debidamente evaluadas para revertir la brecha escolar del alumnado gitano, tales como: comprometerse seriamente contra la segregación escolar (tanto entre los centros educativos como en el interior de los colegios e institutos); mayor inversión en educación y reducción  de la ratio, de tal modo que se propicie una educación más personalizada; formación del profesorado sobre la importancia de las expectativas, la inclusión, los agrupamientos heterogéneos y la historia y cultura del pueblo gitano; fomentar el apoyo extraescolar y las actividades de ocio formativo destinadas a la infancia y juventud en las zonas más desfavorecidas; reducir la brecha digital de las familias gitanas; trabajo conjunto de los centros escolares con las entidades gitanas; etc.

Ante la situación descrita, también el profesorado debe autoevaluarse. Contamos con evidencias científicas de que el éxito escolar de todo el alumnado (pero más aún, si cabe, del que parte de una situación más vulnerada) se ve favorecido cuando existen altas expectativas del profesorado sobre su alumnado (efecto Pigmalión positivo), aprendizaje cooperativo y no segregado y tutorización académica (enseñanza personalizada y que propicia el aprendizaje significativo y funcional).

Todas y todos somos corresponsables de las injusticias en el sistema social y educativo. La infancia, adolescencia y juventud gitana está esperando nuestra respuesta. Si ellos avanzan en el sistema educativo será la mejor señal y palanca de una sociedad y un sistema educativo justos.

 

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