Esta mujer que desborda suspiros

Esta mujer que desborda suspiros

No se repliega
cuando le llegan sus días de nieve,
y ahora,
para no resbalarse
en el deshielo de su sombra,
derrama sal.

La huella de sus trenzas despeinadas
es el traspunte que le susurra
antiguas ilusiones de charol,
y en el recuerdo busca
el momento preciso que le salve.

Cada mañana,
antes de ir al trabajo,
ha dejado la casa en orden,
casi media jornada sin un sueldo.
Y ya con el cansancio entre las manos
se acerca al día a día con sus nuevos enigmas
e incertidumbres;
se enfrenta a sus incoherencias,
mas cuando prima la necesidad,
su rebeldía se confunde.

Su ser niña pronuncia
refranes de su infancia, pero en su ánimo siente
que le engullen los días sin sentido.
Quisiera hilar un sueño,
pero su rezo sufre de impotencia,
sabe que privilegios de unos cuantos
anulan los derechos de los otros.

Esta mujer que desborda suspiros
lleva su vida en sobresalto.
Como el sol de agua pronostica lluvia,
un pálpito en el alma anuncia su dolor
por el temor de quedar sin recursos.

Un insomnio sin alas bordea el arrecife
de su carne,
y un silencio glacial le quema el alma,
crisálida solemne
que desea ser vuelo.

 

 

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