Acompañar el sueño de fraternidad de los trabajadores

Acompañar el sueño de fraternidad de los trabajadores
La Iglesia y el mundo esperan mucho de nosotros. Estamos viendo el esfuerzo y compromiso de nuestro papa Francisco para que la gran comunidad de seguidores del proyecto de Jesús se una alrededor de él, comprenda la dimensión de esta propuesta que va mucho más allá de quienes confiesan nuestro credo.

Alcanza a todos los trabajadores y trabajadoras del mundo y en todos los rincones del planeta, esta Casa nuestra, hoy peligrosamente amenazada por la enfermedad del consumismo, la codicia, el negacionismo, la intolerancia, frutos podridos del egoísmo, este mal que fue tan combatido por aquel que, por Amor, dio su vida por todos nosotros.

Son tiempos realmente extraños los que vivimos, tristes por el número de muertes resultantes de la pandemia, pero también tristes por la precariedad en la que viven los millones de víctimas del desempleo, agravada por la enfermedad, y también por los mecanismos de concentración de la riqueza de los poderosos.

Nos entristece profundamente ver a millones morir de hambre, a pesar de todos los avances tecnológicos en la producción de alimentos, más nos entristece el desperdicio. Qué inquietante es ver a familias enteras moviéndose sin rumbo, desesperadas, asustadas por conflictos étnicos, religiosos y políticos, en busca de un lugar donde puedan tener paz; familias bloqueadas por alambradas de púas, cercas electrificadas, policías con chorros de agua y perros que asustan, humillan y matan.

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