La masa

La masa

Para Khadija Azizi el día comienza de noche. Antes del alba, se apresura a ocupar el primer puesto en la hilera de porteadoras. Lo sabe: al medio día se cierra el paso de frontera; si es diligente puede  hacer uno o dos viajes más cada mañana. Las mujeres mulas, jóvenes y ancianas, cargan a diario decenas de fardos para obtener el sustento. Ella se lamenta en voz alta: grandes paquetes con enseres de miseria, un trabajo de animales para ganar seis o siete euros al día. Marchan entre bultos gigantes que las convierten en una masa amorfa. Solo destacan los pañuelos en la cabeza.

Khadija es una viuda excluida. Hace unos meses era una mujer digna, dice; ahora ya no soy nada. Tiene tres hijos y mucha rabia en los ojos. No quiere acostumbrarse. Ella es joven, decidida y fuerte. Alarga la mirada en el tiempo. Piensa: un día, ellos tendrán escuela y nosotras trabajo. Las demás asienten calladas. Se acerca La Fiesta del Cordero. Hay mucha demanda en los mercados. Deben acarrear paquetes más grandes y llegar a tiempo. En la marcha, ella las pone alerta: No podemos; no somos animales. Caer cargadas, es peligroso. ¡Caminemos más despacio, o vamos a morir desfallecidas! La comitiva encorvada accede a la protesta. Propaga el sordo rumor. Aminora el paso bajo el sol vertical. Muchas tropiezan, caen, se alzan de nuevo bajo la carga. Las voces bajas circulan en el tumulto. Hay hombres que las vigilan con látigo: ¿qué pasa ahora? Con vejaciones las obligan a caminar aprisa. Al fin caen y caen unas sobre otras. En la avalancha mueren Busrha y Zhora. Entonces estalla la rabia. Dejan la carga y gritan su locura: No somos animales, no somos basura… una y otra vez con desesperación.

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¡No somos basura! suena como un canto ancestral. Chillan, lanzan los paquetes, elevan los brazos ¡claman venganza! Los guardias de frontera, las insultan como a bestias. Abren la verja e irrumpen con la violencia de su oficio. Ellas levantan las manos y gritan. Crecen las voces tamazight: ¡No somos basura! En los mercados vacíos solo hay policías. Khadija  y otras más no celebrarán la Fiesta del Cordero.

 

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