Antonio González Viéitez, sociólogo: “El populismo se combate con cultura y esfuerzo”

Antonio González Viéitez, sociólogo: “El populismo se combate con cultura y esfuerzo”
Antonio González Viéitez, economista y sociólogo, es el ponente de la charla “La debilidad de la democracia. Los populismos”, que dará el próximo martes, a las 19:30 horas, en la Escuela de Formación Sociopolítica y Fe Cristiana, que acoge la Casa de la Iglesia de Las Palmas de Gran Canaria.

¿De qué depende la debilidad o la fortaleza de una democracia?

De que cumpla los objetivos para los que se creó. Yendo a lo más sencillo y elemental, la democracia es el gobierno del pueblo para el pueblo. Por lo tanto, el objetivo es mantener la felicidad y el bienestar de la inmensa mayoría de la ciudadanía. Y cuando la democracia no cumple esos objetivos, además hay un contrato social, en el fondo, implícitamente, la ciudadanía dice: bueno, yo acepto las leyes, pero también esto es para todos y no para unos cuantos o para otros. Y cuando la democracia es fuerte, eso funciona.

¿Y se cumple?

No, ni la división de poderes. En estos momentos la división de poderes es el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Ya me contarás, el judicial que se quiere meter en el ejecutivo y en el legislativo. ¿El poder político está en el salón de gobierno de la Moncloa o el palco del Bernabéu? Y no está nada claro dónde está. A partir de ahí, ese contrato social implícito, en tanto que no se cumplen los objetivos del bien para la inmensa mayoría de la gente, comienza a transformarse en “no nos representan”. Y cuando dicen “no nos representan” no dicen “no a la democracia”, sino que dicen no a la manera que tienen de machacar, de pulverizar y hacer lo contrario de lo que la democracia plantea.

¿Cuál es la causa?

Es el neoliberalismo. La globalización, en estos momentos, solo está funcionando para los capitales y para el comercio. Ya me contarás la globalización de los derechos humanos, del cambio climático y de los ciudadanos del mundo, con papeles y sin papeles. Solo está la globalización del capital. Hace falta libertad de movimiento, ojo y que ningún gobierno controle las finanzas, que se desarrollan en el universo mundo donde no hay leyes, sino que hay paraísos fiscales. Su inmensa ventaja es que la nación se les quedó chiquita y crean las transnacionales, que funcionan en el ámbito mundial donde no hay leyes; y si no, están los paraísos fiscales. Y eso qué significa: terrible desigualdad, que hoy en día es auténticamente escandalosa. En los problemas de la desigualdad está la base de “no nos representan”.

¿Tiene alguna fortaleza la democracia?

Sí tiene fortaleza. Venimos de la dictadura de Franco, y entre la dictadura de Franco y lo de hoy hay distinciones. A la gente le procesaban, la metían en la cárcel, la mataban en la época más dura. Me echaron del trabajo y me tuve que marchar de la Universidad porque querían que jurara los principios fundamentales del Movimiento en el curso 1974-1975 para seguir dando clases. Hay diferencias. Lo que pasa es que para algunas gentes eso es mentira, todos son iguales. Pero para los que sufrieron en el cuerpo, son cosas distintas.

En los problemas de la desigualdad está la base de “no nos representan”

¿Qué margen hay ante un capitalismo neoliberal que lo invade todo?

El margen es total. Ahora bien, no solamente están los poderes establecidos clásicos de la división de poderes, está el poder mediático. No se defiende la verdad, nos quedamos en “eso es lo que tú dices y esto lo que yo digo, estamos empatados”, porque la verdad en ese bis a bis no existe. Y hay verdades objetivas evidentes, y cuando aparecen, se dice esa es tu opinión. El otro día alguien me decía que la mayor angustia que tenía era que estaba cada vez más en condiciones más precarias de encontrar la verdad. Se decía de la Guerra Civil: tus abuelos y los míos se pelearon, es decir, están en igualdad de condiciones. No un golpe de estado. A partir de ahí, qué se hace, cargarse la verdad.

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¿Cómo definirías una persona o un partido populista?

La debilidad de la democracia se expresa en partidos populistas y en el desmantelamiento de los sindicatos y los partidos. Y los populistas son aquellos que dan las soluciones sencillas, que, fundamentalmente, no salen de la cabeza, tampoco del corazón, salen de los malos instintos que todos tenemos dentro y que en momentos te dice que el culpable de tus males es ese chico que ha llegado en patera, que tiene una paguita más grande que la tuya, y lo que no dan a tu madre, se lo dan a unas señoras, y están en estos momentos enfrentando al más miserable, al último con el penúltimo. Los populistas hacen eso.

A veces los conservadores dicen que los de izquierda son también populistas de izquierda

Cuando se habla de los impuestos a las grandes fortunas, dicen que eso es populismo. Cuando en alguna ocasión se plantea subir el salario mínimo, eso es populismo. Y bendito ese populismo que se ha vendido. Pero, populismo es lo más rastrero, lo más ramplón y lo más engañador. En tanto que la verdad les hace daño, la verdad no les ayuda y en tanto que la razón les pone en su sitio, tienen que ser negacionistas, tienen que ser opuestos a la verdad, porque la verdad también les machaca.

¿Cómo se puede combatir el populismo?

Con cultura, con esfuerzo y que la cultura llegue a la acción, pensando que cuando a ti te machacan en una relación laboral es porque hay una ley que lo permite. La esclavitud desapareció en EEUU cuando los abolicionistas lograron una ley que lo prohibía y que la discriminación de la mujer en principio se ha considerado cuando hay una ley que exige la igualdad de las mujeres. Las leyes tienen importancia, nos marca la vida y la política es el instrumento de la inmensa mayoría de los desgraciados, de los expoliados de esta tierra, que en estos momentos de la vida no se pueden tirar al monte, porque ya se han cargado hasta el monte. Y lo que tienen que hacer es luchar en la política, porque el apoliticismo es la mayor victoria de la derecha, victoria que prácticamente viene por el poder mediático, y la juventud en este momento está infectada.

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La sesión en la que participa Antonio González Viéitez, como todas las demás, se puede seguir por internet a través de la plataforma Zoom, previa inscripción aquí.
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