La OIT advierte que el paro y la desigualdad crecerán en 2024

La OIT advierte que el paro y la desigualdad crecerán en 2024
La tasa de desempleo mundial aumentará en 2024 mientras que los ingresos disponibles seguirán erosionándose debido a la inflación, según el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2024.

En 2024 se espera que dos millones de trabajadores más busquen empleo, especialmente en las economías avanzadas, lo que elevaría la tasa de desempleo mundial del 5,1% en 2023 al 5,2%. El año pasado cerca de 435 millones de personas que querían trabajar no encontraron empleo.

La OIT expresa en este informe su preocupación por el aumento de las desigualdades y el estancamiento de la productividad. De hecho, estima que la pobreza de los trabajadores persiste sin grandes cambios.

A pesar de disminuir rápidamente tras 2020, el número de trabajadores pobres (que ganan menos de 2,15 dólares por persona y día en términos de paridad del poder adquisitivo) aumentó en cerca de un millón en 2023; el de trabajadores pobres moderados (que ganan menos de 3,65 dólares por persona y día en términos de paridad del poder adquisitivo) aumentó en 8,4 millones en 2023. Solo en los países de ingresos medio-altos se observó una disminución de la pobreza moderada.

El director de la OIT, Gilbert F. Houngbo, ha declarado que “los problemas de mano de obra que detecta suponen una amenaza tanto para los medios de vida individuales como para las empresas, y es esencial que los abordemos con eficacia y rapidez. El descenso del nivel de vida y la escasa productividad, combinados con una inflación persistente, crean las condiciones para una mayor desigualdad y socavan los esfuerzos por alcanzar la justicia social”.

“Empieza a parecer que estos desequilibrios no son simplemente parte de la recuperación pandémica, sino estructurales”, ha advertido Houngbo.

Empeoramiento generalizado

Aunque los mercados de trabajo se han recuperado hasta llegar a los niveles anteriores a la pandemia, se prevé que tanto las perspectivas del mercado laboral como el desempleo mundial empeoren.

Los ingresos disponibles han disminuido en la mayoría de los países del G20. La desigualdad creciente parece no tener freno. La tasa de brecha de empleo, que mide la proporción de personas que quieren trabajar, pero no encuentran un puesto de trabajo, en 2023 era del 8,2% en los países de renta alta, pero se situaba en el 20,5% en el grupo de renta baja.

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El estudio indica que la erosión de la renta real disponible “es un mal presagio para la demanda agregada y una recuperación económica más sostenida”. Igualmente, proyecta un escenario en el que las tasas de trabajo informal permanezcan estáticas, representando alrededor del 58% de la mano de obra mundial en 2024, unos 2.000 millones de personas.

Además de las desigualdades regionales y por niveles de renta, también se registran grandes diferencias entre cada grupo social.

El retorno a las tasas de participación en el mercado laboral anteriores a la pandemia ha variado entre los distintos grupos. La participación de las mujeres se ha recuperado rápidamente, pero aún persiste una notable brecha de género, especialmente en las naciones emergentes y en desarrollo.

Las tasas de desempleo juvenil siguen planteando un reto. La tasa de personas definidas como NEET (por sus siglas en inglés, es decir: que no estudian ni trabajan ni reciben formación) sigue siendo alta, especialmente entre las mujeres jóvenes, lo que plantea retos para las perspectivas de empleo a largo plazo.

El informe también constata que las personas que se han reincorporado al mercado laboral tras la pandemia tienden a no trabajar el mismo número de horas que antes, mientras que el número de días de baja por enfermedad ha aumentado significativamente.

Tras un breve impulso pospandémico, la productividad laboral ha vuelto al bajo nivel de la década anterior. El informe también señala que, a pesar de los avances tecnológicos y el aumento de la inversión, el crecimiento de la productividad ha seguido ralentizándose. Una de las razones es que se han destinado importantes cantidades de inversión a sectores menos productivos, como los servicios y la construcción.

Otros obstáculos son la escasez de mano de obra cualificada y el dominio de los grandes monopolios digitales, que impide una adopción más rápida de la tecnología, especialmente en los países en desarrollo y en sectores con predominio de empresas de baja productividad.

 

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